Días de melancolía
Eva me decía que estoy raro. Puede ser, o quizá sea que está saliendo a la luz mi arista melancólica. Eva la conoce por teléfono, que no es lo mismo. “Todo lo malo se pega”, dice ella. No necesariamente se pega lo malo, digo yo. No sé cuál tendrá razón, pero es cierto que la convivencia transforma a quienes conviven. Yo reconozco tener mucho de Mónica, la mayoría son cosas que me alegran y otras no tanto. Eva sufrió mucho por los perros, pero la piel se le endureció de tanto sufrir. A mí me está agarrando ahora, pero no es culpa de ella. Es más fácil cuando se ve todo como un colectivo, los perros, los gatos, los animales, los argentinos, los europeos. Mueren cinco mil personas en un terremoto en Molrovia y uno se conduele superficialmente. Son cinco mil personas sin caras, sin proyectos, si singularidades para uno que no sabe ni dónde queda Molrovia. Desde que tenemos a Palito todos los perros me remiten a él. ¿Dónde estaría Palito sin nosotros? ¿Lo maltratarían? ¿Tendría frío? ¿Ten