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Mostrando entradas de junio, 2015

Analizarlo Todo

Hay situaciones que deben dejarse pasar y otras que no. Saber cuáles sí y cuales no, es sabiduría de vida. Mónica las dejaba pasar todas, supongo por su personalidad negadora, pero la vida así era tranquila. Eva es igual que yo y todo lo mira al microscopio. ¿Por qué analizamos todo? En mi opinión, por miedo y por desconfianza, en ese orden. Primero es el miedo y después la desconfianza que el miedo genera. Los dos hicimos cosas para estar juntos y ahora nos preguntamos si hicimos lo correcto y consecuentemente si haremos lo correcto. Lo hecho, hecho está, pero aún quedan cosas por hacer y no sería bueno equivocarse a sabiendas sólo por terminar lo que se comenzó, o por honrar las ilusiones nuestras y el sufrimiento de tanta gente. También me pregunto si me estoy boicoteando y se está boicoteando. Eso también es posible pero ¿cómo saberlo? No es sano repensarlo todo cada día, ni dejarlo pasar todo. Ni Eva ni yo sabemos discernir y entonces vamos y venimos entre la angustia y la esperan

El círculo

No son las mismas, pero ambos tenemos necesidades acuciantes, y cuando ellas se desatan comienzan las dudas, y a las dudas las suceden los distanciamientos. Yo me alejo, entonces ella se aleja y su lejanía me aleja más y mi lejanía la aleja más. Un círculo que se detiene después de días de sufrimiento y de dudas. Luego nos reconciliamos y volvemos a comenzar, pero fatalmente la angustia marcó un nuevo registro.

Terminales

Eva y yo somos igual de terminales, pero nos diferencia fundamentalmente que yo llego mucho más rápido al fondo del lago, lo cual atribuyo a que ella tiene la percepción que se puede recuperar de cualquier golpe y yo la impresión que si comienzo a caer jamás volveré a la superficie. Otra diferencia es a quién culpamos a la hora de la angustia. Yo me culpo invariablemente a mí mismo y no es una elección voluntaria, simplemente siempre me veo culpable. Eva es algo más ecuánime y no se queda con todas las culpas para sí.

Marta

Marta me impresiona como una mujer llana que no intenta tener razón, tiene el don de la escucha y ha sabido detectar algunas cosas que de tan obvias habían pasado inadvertidas. Quizá ella , quizá el imperio de la realidad o quizá ambos me han llevado a considerar algunos aspectos básicos que hasta ahora había soslayado. Me ha dicho que yo espero todo de una pareja y ninguna pareja puede dar todo lo que el otro espera. Eso tan cierto, tan simple y tan obvio estoy aplicando en este mismo momento. Ha subrayado mi pretensión de visualizar un futuro seguro y la similitud con mi hija mayor en ese aspecto, aunque ella la sensación de seguridad la obtiene a través de la negación. Ha detectado además mi nula tolerancia a la desatención. Me siento cómodo con ella y también contenido.

Retrospectiva

Mirando retrospectivamente creo que he perdido el tiempo con Francisco y con los otros locólogos. No los estoy culpando, sólo es una reflexión. Me parece que estuvimos centrados en las circunstancias del momento en lugar de ocuparnos de los temas de fondo. Pensando y repensando me da la impresión que Mónica me ha prodigado una incondicionalidad y un cuidado digno de una madre, o al menos así lo percibí yo. Recuerdo que un poco en broma y un poco en serio las chicas siempre le recriminaban que se ocupaba de mí más que de ellas, y de eso puedo dar fe. Quizá saber que existía alguien para quien yo fuera tan importante me daba toda la seguridad que necesitaba. Ahora habrá que encontrar el origen de esa necesidad patológica para un adulto.

Algo sucedió

Tengo que ver qué sucedió. Por suerte el antidepresivo parece que está funcionando y esa angustia tan grande comenzó a diluirse. Releyendo este mismo blog se pueden advertir los primeros signos de tristeza en el comienzo de este mes, pero el desencuentro de esa mañana terminó de desestabilizarme. Parece ser que estoy demasiado habituado a tener a alguien pendiente de mí. Creo que Marta tiene razón en eso.

Enfermedades complementarias

Guillermo es un tipo duro, innecesariamente duro las más de las veces, pero dónde pone el ojo pone la bala. "Estás muy enfermo", me dijo. Yo creo que tiene razón. Y mi enfermedad es Mónica, o en todo caso ella es la droga que me hace parecer normal.  O quizá es que tenemos enfermedades complementarias o tal vez nos hemos contagiado, ¿quién sabe? Por amor o por control ella es incondicional. Las demás personas, mucho más sanas que Mónica no lo son. ¿Por qué? Porque no es necesaria esa incondicionalidad tan extrema. Me pregunto si a mi edad es posible curar esa dependencia. No lo sé, hoy tal vez el psiquiatra pueda hacer algo con los enlaces entre mis neuronas mientras la psicóloga trata de hacer algo con mi mente. Pero tengo que reconocer que yo soy el que está peor, porque para el resto de las personas la pareja es una parte de la vida y para mí es la vida completa. ¿Por qué es así en mí? No sé. Y me pregunto si mi esquema de vida es compatible con alguien que no sea Mónica.

La culpa

Yo también estoy viviendo mi duelo. Ya pasó el primer tiempo, ese dónde todo está convulsionado y no se piensa demasiado, ahora las cosas comienzan a ser como serán.  Ésta es la realidad, la del silencio. Mónica reaccionó mejor de lo que podía esperarse y al parecer está aceptando la nueva situación de la forma que ya hace mucho tiempo había anticipado: como si fuera una muerte. Eva dice que Mónica hace muy bien en distanciarse aunque a mí pueda dolerme. La pregunta es ¿por qué me duele? No sé bien la respuesta, pero sí sé que todo está relacionado con uno mismo. Hay algo que siempre me entristece y eso es que me recuerden cuánto la he hecho sufrir a Mónica. Ahora y antes. Sentirme culpable de su sufrimiento me mata. Pero ya está, nada puede hacerse. Lo mejor será también tratar de olvidarme de su dolor como ella estará tratando de olvidar mi traición. Además nunca se sabe qué es lo mejor. ¿Quién sabe cuál será el futuro? Hasta es posible que sea más feliz sin mí, no ahora mismo, pero

Un día triste

Quisiera poderle dar una abrazo a Mónica y pedirle que se deje de joder. Decirle que la vida es demasiado corta para estar distanciados, que son tan pocas las personas con las que se puede tener el grado de acercamiento que tuvimos, y que en gran medida tenemos, como para tirar por la borda tantos años, que nadie sabe si la vida termina mañana. Pero no creo que vaya a entenderme.

Nada ha cambiado

Para mí nada ha cambiado entre Mónica y yo. Para ella sí y por eso está como está. Yo la entiendo, como siempre la he entendido y supongo la seguiré entendiendo. Como a todos nos sucede nuestra visión de la realidad nos marca la vida, y para ella yo soy otro. Hay una problema cuando la visión particular no coincide con la realidad. O quizá ella sí sabe como verdaderamente son las cosas y yo sólo le intereso si estoy con ella. Sea por una u otra razón me entristece mucho que esto sea así, pero precisamente ésto es la vida.

Tropezando otra vez con la misma piedra

Quizá el problema sea actuar en forma reactiva, respondiendo de la forma que se espera. Quizá el problema es que no sé tener enemigos, ni sé ser enemigo.

F - 238, lo mejor es no pensar

No estoy mal, hasta podría decirse que estoy bien, aunque la situación es rara, pero cada vez menos rara. Sólo tengo que mantener a raya ciertos pensamientos. Éste no es el momento de ponerse a pensar en el pasado. Todo esto está hecho por algo y en eso debo pensar. Enero nos espera.